Jorge Luis Borges, escritor argentino reconocido por sus poemas y cuentos “perfectos” decía que:
“… publicaba libros para no corregir infinitamente (una de sus palabras preferidas) sus textos. Publicaba para obligarse a desprenderse de los textos, para entender que esa perfección es algo imposible de alcanzar y que adentrarse en una campaña semejante era algo inútil…”
Siguiendo esa misma línea de pensamiento, hay algo claro acerca de la perfección: no existe.
Como profesionales en el área de posicionamiento en buscadores, sabemos que hay proyectos donde algunas veces el SEO simplemente no funciona, y otros en que funciona aunque el cliente no esté satisfecho.
Sin embargo, algunas veces nos encontramos con aquellos clientes perfeccionistas. (Ya que si bien la perfección no existe, los perfeccionistas sí).
En este sentido, quizás todos los buenos resultados obtenidos sean como la zanahoria que se coloca delante de una mula: no importa cuánto nos esforcemos, son imposibles de alcanzar desde el punto de vista del paciente. De ahí que la paciencia siga siendo la actitud que considero necesaria para merecer SEO (aunque algunas veces se agote).
Por eso, creo que no hay que confundir la “no perfección” de un SEO con lo “imposible”. Por ejemplo:
Lograr un TOP10 en cuestión de pocos meses para búsquedas competitivas cuando:
- El dominio es reciente
- El diseño no ayuda
- El contenido es poco relevante
- El sitio acaba de ser rediseñado
- No hay suficientes enlaces entrantes de calidad
- No hay socialización (SMO)
Esto no quiere decir que intentarlo una y otra vez no valga la pena; sino que hay que ser conciente de lo abstracto de la “perfección” que algunos buscan al contratar un SEO y su no apego con la realidad.
En este sentido, algunas veces hay que «aterrizar» las fantasías de algunos clientes y acoplarlas a la realidad lo más posible; ¿no crees?